Substack: un futuro negro
Mis impresiones después de este tiempo en Substack y por qué creo que duraré/á poco.
Hace un mes que he retomado Substack, migrando mi lista de suscriptores desde ConvertKit. Este tiempo ha sido suficiente para saber de qué pie cojea y evaluar si he tomado o no una buena decisión.
Así que voy a compartir lo bueno, lo malo, por qué auguro un futuro oscuro a la plataforma y qué deberías saber si tienes una newsletter o estás pensando tenerla.
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Impresiones
1️⃣ Todo es muuuuy sencillo. Tocas un par de cositas y te pones a escribir en una plataforma con buen aspecto por defecto.
La personalización es mínima, como también lo son las opciones de automatización o secuencias de emails (apenas un email de bienvenida). Creo que es algo positivo para aquellas personas que solo quieren escribir. Primero, porque más opciones de personalización añadirían más complejidad, pero también porque facilita el uso a los lectores. Todas las publicaciones en Substack funcionan igual, se navegan igual, luego se vuelve un entorno familiar y fácil de usar para cualquier audiencia.
También creo —y esto es puro comentario codobarrista— que estas limitaciones hacen que, como lector, haya más inclinación a suscribirte porque sabes que no vas a entrar inmediatamente en una secuencia infinita de venta por email…
2️⃣ Lo gratis se paga… pero no tanto. Substack es gratis, al menos si no tienes suscriptores de pago, en cuyo caso Substack se queda un 10% de comisión. Para muchos esto es más atractivo que pagar por número de suscriptores, como pasa con las herramientas de email marketing tradicionales. En ConvertKit o Mailchimp, por ejemplo, pagaría unos €120/mes por mis casi 10K suscriptores.
Esto tiene un «coste» escondido, claro. Substack está en fase de adquisición de usuarios y tú le estás ayudando, mostrando su logotipo al final de los emails e incitando a que tus lectores se descarguen la aplicación móvil. Veremos por qué esto es importante luego.
3️⃣ El sistema de recomendación es muy bueno. Esta es realmente la razón por la que me cambié. Al haber abandonado las redes sociales ya no disponía de esos canales para que nuevos lectores descubriesen mi newsletter. ConvertKit lanzó algo similar, pero sin prácticamente presencia de autores hispanohablantes.
La realidad es que Substack ha conseguido crecer rápidamente gracias a su plan gratuito y su facilidad de uso, creando un efecto de red brutal y haciendo que sea el nuevo lugar para gente que tiene algo que contar. ¿Solo por escrito? Veremos. Pero ese efecto de red permite crear un sistema de recomendaciones que funciona muy bien para quienes ya tenemos una base de suscriptores.
4️⃣ Notes —el Twitter de Substack— no deja de ser una red social más. Likes, reposts y mangoneo vario. Autores olvidando la escritura lenta buscando engagement rápido.
El tema es que Substack ha ido poco a poco priorizando las notas a las publicaciones largas. Es ahora lo que aparece nada más abres la aplicación. Y también a añadido un botón para seguir a un autor sin suscribirte por email.
¿Se entiende lo que busca Substack? La maniobra es magníficamente diabólica: construyes una plataforma de publicación gratuita con una distribución por email. Atraes a autores que importan sus listas de correo con miles de nuevos usuarios y, cuando coges tracción, vas convirtiendo poco a poco esa plataforma en una nueva red social para que el contenido no se consuma en las bandejas de entrada de los lectores (que no controlas) sino en tu app (que sí).
El futuro de Substack
Si pasas más de 5 minutos en Notes encontrarás notas como esta:
Cómo nos gusta sentirnos especiales. Y vale, sí, es cierto que en las Notes de Substack no parece haber la toxicidad de Twitter/X. Hay un optimismo ciego en Substack como refugio de la escritura independiente. Pero, ¿cuánto va a durar esto?
Poco, ya te lo digo yo.
En realidad lo analizó perfectamente William Finnegan en Who owns Substack? El resumen es que todas las redes sociales empezaron con una misión loable e idealista pero, con el tiempo y al alcanzar una masa crítica de usuarios, las presiones de los inversores y anunciantes llevaron a estas plataformas a priorizar el crecimiento y la monetización, a menudo en detrimento de sus valores originales.
Instagram, que empezó siendo un lugar de expresión creativa, ahora es una máquina impulsada por dopamina que maximiza la interacción, las métricas de vanidad y la cultura de influencers. Twitter, que una vez fue un foro abierto para la libertad de expresión, se ha convertido en un campo de batalla de manipulación política, indignación algorítmica y caos en la moderación de contenidos.
¿Qué pasará con Substack? Exactamente lo mismo.
—¡No, pero Substack siempre estará del lado de los autores «serios» y fomentará la publicación larga y profunda!
—Ha creado una copia de Twitter, te la ha metido en la home y ha creado el botón de Seguir para ser dueña de tu audiencia y evitar que te la lleves a otro sitio.
—¡No, pero Substack siempre fomentará el consumo calmado de contenido escrito!
—Acaba de meterte Reels en la app. Un feed infinito de vídeos en autoplay. Ahora tienes TikTok dentro de Substack.
—Oh… sh*t… 😰
¿Entonces?
¿Me arrepiento del cambio? En realidad no. Al menos no por ahora. El sistema de recomendación me está permitiendo llegar a nuevos lectores sin tener que hacer bailecitos en TikTok ni perder tiempo redactando posts polemicovirales.
Además, el riesgo es mínimo. Si Substack se termina transformando en un sitio donde no quiero estar cogeré mi lista de correo y me iré a otra parte. Eso es lo potente de cultivar una audiencia por email, a diferencia de tener seguidores en una determinada red social, que cambia las reglas y algoritmos según le place.
Eso sí: he desinstalado la app de Substack. Seguiré leyendo mis publicaciones favoritas en la bandeja de correo y olvidaré que existe Notes, su timeline de scroll infinito y su nuevo feed de vídeos al estilo de TikTok. No he salido de una red social para quemar mi tiempo en otra.
Seguiré escribiendo esta newsletter calmada. Compartiendo ideas, aprendizajes y reflexiones sin buscar viralidad ni polémica. Si te gusta compártelo; ayudas a que siga siendo así. Y si te apetece leerme suscríbete, no me sigas. Recibirás mis textos por email, los publique en Substack, en mi blog o en el próximo baluarte de la escritura independiente, hasta que tú decidas dejar de hacerlo (y no un algoritmo por ti).
Las plataformas son libres de manipular nuestro comportamiento en su beneficio. Nosotros somos libres de utilizarlas a nuestro favor.
Con cariño,
Bosco .-
Me quedo con tu cierre del mail Bosco, aplicable a tantas cosas en la vida... "Las plataformas son libres de manipular nuestro comportamiento en su beneficio. Nosotros somos libres de utilizarlas a nuestro favor."
Lo que llegas a la conclusión de todo esto es que al final las redes sociales son más redes que sociales. Aunque al final, cada uno tiene su perspectiva y ni es bueno, ni malo; simplemente es.
Por mi parte, soy consciente que tengo que mejorar mi escritura y que sea más atractiva, PERO llevo un año y no he conseguido interaccionar con nadie en nada de lo que he subido. Además, cuando compartes con otros autores la interacción es bastante nula. Así qué también nos lo tenemos que hacer mirar.
Al final las redes son un espejo de nosotr@s mismo. Por mi parte, soy consciente que las uso para crear una comunidad y contar mis inquietudes para no rallar a mi alrededor jajaja.